El que habita al amparo del Altísimo, morará a la sombra del Omnipotente. Diré yo al Señor: "Refugio mío y fortaleza mía, mi Dios, en quien confío." Porque El que libra del lazo del cazador y de la pestilencia mortal. Con sus plumas te cubre, y bajo sus alas hallas refugio, escudo y baluarte es su fidelidad. No temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día, ni la pestilencia que anda en tinieblas, ni la destrucción que hace estragos en medio del día. Aunque caigan mil a tu lado y diez mil a tu diestra, a ti no se acercará. Con tus ojos mirarás y verás la paga de los limpios. Porque has puesto al Señor, que es mi refugio, al Altísimo, por tu habitación. No te sucederá ningún mal, ni plaga se acercará a tu morada. Pues El dará ordenes a sus ángeles cerca de ti, para que te guarden en todos tus caminos. En sus manos te llevará, para que tu pie no tropiece en piedra. Sobre el león y la cobra pisarás; pisotearás al cachorro del león y a la serpiente. "Porque en mi ha puesto su amor, Yo entonces lo libraré, lo exaltaré, porque ha conocido mi nombre. Me invocará y le responderé, Yo estaré con él en la angustia, lo rescataré y lo honraré. Lo saciaré de larga vida y le haré ver mi salvación".
miércoles, 16 de julio de 2014
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