No se mide según con quién sales, ni por el número de personas con quienes has salido.
No se mide por la fama de tu familia, por el dinero que tienes, por la marca de coche que manejas, ni por el lugar donde estudias o trabajas.
No se mide por la belleza o fealdad de tu cuerpo, ni por la marca de ropa que llevas, ni por los zapatos, ni por el tipo que música que te gusta.
La vida, simplemente es… otra cosa…, que tiene otro valor
La Vida
Se mide según a quién y cómo amas y según a quién y cómo dañas.
Se mide según la felicidad o la tristeza que proporcionas a otros.
Se mide por los compromisos que cumples y las confianzas que traicionas.
Se mide por el sabor de boca que dejas a los demás con tu presencia y con tus comentarios.
Se trata de lo que se dice y lo que se hace y lo que se quiere decir o hacer, sea dañino o benéfico.
Se trata de los juicios que formulas y a quién o contra quién los comentas.
Se trata de a quién no le haces caso o ignoras intencionalmente.
Se trata de los celos, del miedo, de la ignorancia y de la venganza.
Se trata del amor, el respeto o el odio que llevas dentro de tí, de cómo cultivas y riegas ese amor, de cómo consideras a los demás y de cómo perdonar.
Pero en lo general, se trata de sí usas la vida para alimentar el corazón de otros.
Tú y solo tú escoges la manera en que vas a afectar a otros y esas decisiones son de lo que se trata la vida y cómo se mide.
La vida será contigo tan justa como lo eres con los demás.
La vida habla de ti, por aquellos amigos que fielmente supiste conservar.
La vida se mide por aquellos a los que te supiste entregar sin exigencias.
Aquellos que cuando no estás… lloran tu ausencia.
Por lo tanto, ahora ya lo sabes la vida se mide con la vida que das a los que te rodean y la calidad de la misma.
Vive pues para los demás, no para ti y la VIDA te dará lo necesario para tu felicidad.
miércoles, 26 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario