Lo nuestro duró
lo que duran dos peces de hielo
en un güisqui on the rocks,
en vez de fingir,
o estrellarme una copa de celos,
le dio por reír.
De pronto me vi,
como un perro de nadie,
ladrando, a las puertas del cielo.
Me dejó un neceser con agravios,
la miel en los labios
y escarcha en el pelo.
Tenían razón
mis amantes
en eso de que, antes,
el malo era yo,
con una excepción:
esta vez,
yo quería quererla querer
y ella no.
Así que se fue,
me dejó el corazón
en los huesos
y yo de rodillas.
Desde el taxi,
y, haciendo un exceso,
me tiró dos besos...
uno por mejilla.
Y regresé
a la maldición
del cajón sin su ropa,
a la perdición
de los bares de copas,
a las cenicientas
de saldo y esquina,
y, por esas ventas
del fino Laína,
pagando las cuentas
de gente sin alma
que pierde la calma
con la cocaína,
volviéndome loco,
derrochando
la bolsa y la vida
la fui, poco a poco,
dando por perdida.
Y eso que yo,
para no agobiar con
flores a María,
para no asediarla
con mi antología
de sábanas frías
y alcobas vacías,
para no comprarla
con bisutería,
ni ser el fantoche
que va, en romería,
con la cofradía
del Santo Reproche,
tanto la quería,
que, tardé, en aprender
a olvidarla, diecinueve días
y quinientas noches.
Dijo hola y adiós,
y, el portazo, sonó
como un signo de interrogación,
sospecho que, así,
se vengaba, a través del olvido,
Cupido de mí.
No pido perdón,
¿para qué? si me va a perdonar
porque ya no le importa...
siempre tuvo la frente muy alta,
la lengua muy larga
y la falda muy corta.
Me abandonó,
como se abandonan
los zapatos viejos,
destrozó el cristal
de mis gafas de lejos,
sacó del espejo
su vivo retrato,
y, fui, tan torero,
por los callejones
del juego y el vino,
que, ayer, el portero,
me echó del casino
de Torrelodones.
Qué pena tan grande,
negaría el Santo Sacramento,
en el mismo momento
que ella me lo mande.
lunes, 31 de mayo de 2010
miércoles, 26 de mayo de 2010
¿CÓMO SE MIDE LA VIDA?
No se mide según con quién sales, ni por el número de personas con quienes has salido.
No se mide por la fama de tu familia, por el dinero que tienes, por la marca de coche que manejas, ni por el lugar donde estudias o trabajas.
No se mide por la belleza o fealdad de tu cuerpo, ni por la marca de ropa que llevas, ni por los zapatos, ni por el tipo que música que te gusta.
La vida, simplemente es… otra cosa…, que tiene otro valor
La Vida
Se mide según a quién y cómo amas y según a quién y cómo dañas.
Se mide según la felicidad o la tristeza que proporcionas a otros.
Se mide por los compromisos que cumples y las confianzas que traicionas.
Se mide por el sabor de boca que dejas a los demás con tu presencia y con tus comentarios.
Se trata de lo que se dice y lo que se hace y lo que se quiere decir o hacer, sea dañino o benéfico.
Se trata de los juicios que formulas y a quién o contra quién los comentas.
Se trata de a quién no le haces caso o ignoras intencionalmente.
Se trata de los celos, del miedo, de la ignorancia y de la venganza.
Se trata del amor, el respeto o el odio que llevas dentro de tí, de cómo cultivas y riegas ese amor, de cómo consideras a los demás y de cómo perdonar.
Pero en lo general, se trata de sí usas la vida para alimentar el corazón de otros.
Tú y solo tú escoges la manera en que vas a afectar a otros y esas decisiones son de lo que se trata la vida y cómo se mide.
La vida será contigo tan justa como lo eres con los demás.
La vida habla de ti, por aquellos amigos que fielmente supiste conservar.
La vida se mide por aquellos a los que te supiste entregar sin exigencias.
Aquellos que cuando no estás… lloran tu ausencia.
Por lo tanto, ahora ya lo sabes la vida se mide con la vida que das a los que te rodean y la calidad de la misma.
Vive pues para los demás, no para ti y la VIDA te dará lo necesario para tu felicidad.
No se mide por la fama de tu familia, por el dinero que tienes, por la marca de coche que manejas, ni por el lugar donde estudias o trabajas.
No se mide por la belleza o fealdad de tu cuerpo, ni por la marca de ropa que llevas, ni por los zapatos, ni por el tipo que música que te gusta.
La vida, simplemente es… otra cosa…, que tiene otro valor
La Vida
Se mide según a quién y cómo amas y según a quién y cómo dañas.
Se mide según la felicidad o la tristeza que proporcionas a otros.
Se mide por los compromisos que cumples y las confianzas que traicionas.
Se mide por el sabor de boca que dejas a los demás con tu presencia y con tus comentarios.
Se trata de lo que se dice y lo que se hace y lo que se quiere decir o hacer, sea dañino o benéfico.
Se trata de los juicios que formulas y a quién o contra quién los comentas.
Se trata de a quién no le haces caso o ignoras intencionalmente.
Se trata de los celos, del miedo, de la ignorancia y de la venganza.
Se trata del amor, el respeto o el odio que llevas dentro de tí, de cómo cultivas y riegas ese amor, de cómo consideras a los demás y de cómo perdonar.
Pero en lo general, se trata de sí usas la vida para alimentar el corazón de otros.
Tú y solo tú escoges la manera en que vas a afectar a otros y esas decisiones son de lo que se trata la vida y cómo se mide.
La vida será contigo tan justa como lo eres con los demás.
La vida habla de ti, por aquellos amigos que fielmente supiste conservar.
La vida se mide por aquellos a los que te supiste entregar sin exigencias.
Aquellos que cuando no estás… lloran tu ausencia.
Por lo tanto, ahora ya lo sabes la vida se mide con la vida que das a los que te rodean y la calidad de la misma.
Vive pues para los demás, no para ti y la VIDA te dará lo necesario para tu felicidad.
lunes, 17 de mayo de 2010
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