miércoles, 30 de septiembre de 2009

El Perdón

El perdón es una expresión de amor.

El perdón nos libera de ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo.

No significa que estés de acuerdo con lo que pasó ni que lo apruebes.

Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni dare la razón a alguien que te lastimó. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo.

El perdón se basa en la aceptación de lo que pasó.
La falta de perdón te ata a las personas con el resentimiento.
Te tiene encadenado.
La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tienes.
El perdón es una declaración que puedes y debes renovar a diario.
Muchas veces la persona más importante a la que tienes que perdonar es a ti mismo por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas.

"La declaración del perdón es la clave para liberarte:"
¿Con qué personas estas resentido?
¿A quiénes no puedes perdonar?
¿Tu eres infalible y por eso no puedes perdonar los errores ajenos?
Perdona para que puedas ser perdonado...
Recuerda que con la vara que mides, serás medido...
"¡Aliviana tu carga y estarás más libre para moverte hacia tus objetivos!"

El perdón es de almas grandes!!!! Aprendamos a perdonar.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Lo más importante que he hecho en mi vida

En cierta ocasión, durante una charla que di ante un grupo de profesionales, me hicieron esta pregunta:

¿Qué es lo más importante que ha hecho en su vida?

En mi calidad de Ingeniero de Sistemas, sabía que los asistentes deseaban escuchar anécdotas sobre mi trabajo y así respondí:

“Lo más importante que he hecho en mi vida tuvo lugar el 9 de mayo 2000…”

Comencé el día jugando tennis con un amigo al que no había visto en mucho tiempo. Entre jugada y jugada me contó que su esposa y él acaban de tener un bebé. Mientras jugábamos llegó el padre de mi amigo, que consternado, le dijo que al bebé se lo habían llevado a la emergencia del hospital.

En un instante mi amigo subió al carro de su padre y se marchó. Yo, por un momento, me quedé donde estaba, sin saber que debía hacer.

¿Seguir a mi amigo al hospital?

Mi presencia allí, me dije, no iba a servir de nada, pues la criatura estaba al cuidado de los médicos y de las enfermeras y nada de lo que yo hiciera o dijera iba a cambiar las cosas.

¿Brindarle mi apoyo moral?

Eso quizás, pero tanto él como su esposa, provenían de familias numerosas, y sin duda alguna, estarían rodeados de parientes que le ofrecerían el apoyo necesario. Lo único que haría yo sería estorbar. Así que decidí ir mas tarde al hospital a visitar a mi amigo.

Al poner en marcha mi automóvil, me percaté que mi amigo había dejado su automóvil con las llaves puestas, estacionado junto a las canchas. Decidí, pues, cerrar el automóvil e ir al hospital a entregar las llaves.

Como supuse, la sala estaba llena de familiares. No tardó mucho en presentarse un médico, que se acercó a la pareja, y en voz baja, les comunicó que su hijo había fallecido. Los padres se abrasaron y lloraron, mientras todos los demás los rodeamos en medio del silencio y el dolor.

Al verme, mi amigo, se refugió en mis brazos y me dijo: “Gracias por estar aquí…”

Durante el resto de la mañana permanecí sentado en la sala de emergencia del hospital viendo a mi amigo y a esposa sostener en sus brazos a su bebé y despedirse de él.

“Esto es lo mas importante que he hecho en mi vida y aquella experiencia me ha dejado tres enseñanzas:

1ra. Lo mas importante que he hecho en mi vida ocurrió cuando no había absolutamente nada que yo pudiera hacer. Nada de lo racional que aprendí en la universidad, ni en el ejercicio de mi profesión, me sirvió en tales circunstancias. A dos personas le sobrevino una desgracia y lo único que pude hacer fue acompañarles y esperar, pero estar allí, era lo principal…

2da. Aprendí que por aprender tanto a pensar, casi me olvido de sentir…

3ra. Aprendí que la vida puede cambiar en un instante. Así pues hacemos planes y concebimos nuestro futuro como algo real y olvidamos que perder el empleo, sufrir una enfermedad grave o un accidente y muchas otras cosas mas, pueden alterar ese futuro en un abril y cerrar de ojos.

Desde aquel día busqué un equilibrio entre el trabajo y la vida. Aprendí que ningún empleo compensa perderse unas vacaciones, romper el matrimonio, pasar un día festivo fuera de la familia. Y aprendí que lo mas importante en la vida no es ganar dinero, ni ascender en la escala social, ni recibir honores…

“Lo más importante en la vida es el tiempo que dedicamos a cultivar una amistad”.

POR ESO A DIOS LE AGRADEZCO

Por mis hijos que no limpian ni recogen sus cuartos, pero están viendo la televisión porque significan que están en casa y no en la calle

Por mi sueldo porque significa que estoy trabajando.

Por el desorden que tengo que limpiar después de una fiesta, porque significa que estuvimos rodeados de seres queridos.

Por la ropa que me queda un poco ajustada porque significa que tengo mas que suficiente para comer.

Por mi sombra me ve trabajar porque significa que puedo salir al sol..

Por la grama que tengo que cortar, ventanas que necesito lavar, tuberías que necesito arreglar, porque significa que tengo una casa.

Por las quejas que escucho acerca del gobierno, porque significa que hay libertad de expresión.

Porque no encuentro estacionamiento porque significa que tengo automóvil.

Por los gritos de los niños porque significa que puedo oír.

Por la ropa que tengo que lavar y planchar porque significa que me puedo vestir.

Por el cansancio al final del día, porque significa que fui capaz de trabajar fuerte.

Por el despertador que suena muy temprano en las mañanas, porque significa que ¡ESTOY VIVO!

Finalmente por la cantidad de mensajes que recibo porque significa que tengo amigos y amigas que piensan en mi.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

El Perro y el Conejo

Un señor le compró un conejo a sus hijos. A su vez, los hijos del vecino le pidieron una mascota a su padre. Él hombre compró un cachorro Pastor Alemán.

El vecino exclamó:

- Pero él se comerá a mi conejo!

- De ninguna manera, mi pastor es cachorro. Crecerán juntos, y serán amigos.

Yo entiendo mucho de animales. No habrá problemas.

Y parece que el dueño tenía razon. El perro y el conejo crecieron juntos y se hicieron amigos. Era normal ver al conejo en el patio del perro y al revés. Un viernes, el dueño del conejo se fue a pasar un fin de semana en la playa con su familia.

El domingo en la tarde el dueño del perro y su familia tomaban una merienda, cuando entró el perro a la cocina. Traía al conejo entre los dientes, sucio de sangre y tierra, y además muerto. Los dueños casi matan al perro de tanto agredirlo para que soltara al conejo.

Decía el hombre:
- El vecino tenía razón, y ahora que haremos?.

La primer reacción fue echar al animal de la casa como castigo, además de los golpes que ya le habían dado.

En unas horas los vecinos iban a llegar. Todos se miraban, mientras el perro afuera lamía sus heridas. Uno de ellos tuvo la siguiente idea:

- Bañemos al conejo, lo dejamos bien limpiecito, después lo secamos con el secador y lo ponemos en su casita en el patio.

Así lo hicieron; hasta perfume le pusieron al animalito. Quedo lindo! 'parecía vivo', decian los niños, y allá lo pusieron, con las piernitas cruzadas como si estuviese durmiendo.

Luego al llegar los vecinos se sintieron los gritos de los niños. No pasaron cinco minutos cuando el dueño del conejo vino a tocar a la puerta, algo extrañado.

- Que pasó?, le dijo su vecino.
- El conejo murió.
- Murió?
- Si, murió el viernes.
- Murió el viernes?
- Si, fue antes de que viajaramos. Los niños lo habían enterrado en el fondo del patio...

El gran personaje de esta historia es el perro. Imagínate al pobrecito, desde el viernes buscando en vano por su amigo de la infancia. Después de mucho olfatear, descubrió el cuerpo enterrado.

Qué hace él? Probablemente con el corazón partido, desentierra al amigo y va a mostrarselo a sus dueños, imaginando poder resucitarlo.

El hombre tiene la tendencia a juzgar anticipadamente los acontecimientos sin verificar lo que ocurrió realmente.

Cuántas veces sacamos conclusiones equivocadas de las situaciones y nos creemos dueños de la verdad?

Pensemos bien antes de juzgar las acciones de los demás y de emitir juicios sobre las situaciones, pero no dudemos en someter a un severo juicio a nuestros propios pensamientos y actitudes.

'La gente puede dudar de lo que tu dices, pero siempre creera en lo que tu haces'